Lo que mis ojos escondían era un mundo de emociones y pensamientos. A veces escondían tristeza o alegría, miedo o valentía, amor o deseo. También escondían secretos, pensamientos profundos y anhelos desconocidos para los demás. Mis ojos eran el reflejo de mi alma, mostrando más de lo que yo podía expresar con palabras. Pero al mismo tiempo, podían ser mi mayor fortaleza al esconder mis verdaderos sentimientos y proteger mi vulnerabilidad. En resumen, mis ojos escondían todo aquello que no estaba listo o dispuesto a mostrar al mundo.
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